Cartas a un joven disidente
En 2003 publicó Anagrama Cartas a un joven disidente de Christopher Hitchens. Decir lo que uno piensa, criticar, molestar al poder establecido, no reprimir el pensamiento y atacar al poderoso o al Estado sin miedo a las represalias es un trabajo dificil pero necesario para la sociedad. Aunque a uno le puedan matar por ello, gracias a personas como Hitchens (probablemente con un transtorno narcisita o histriónico de la personalidad) el Estado social y democrático de derecho va ajustando sus resortes y corrigiendo los errores que muchos temerían denunciar.
Hitchens puso en entredicho a la mismísima Teresa de Calcuta por corrupción y por defender tiranías como la de Duvalier en Haití. También viaja a países conflictivos sin que nadie le invite, simplemente por el hecho de denunciar las injusticias... somos todos seres humanos y la iniquidad no entiende de fronteras.
En este libro no deja títere con cabeza a través de una prosa divertida y amena. Tras leerlo sólo me queda una pregunta: ¿Sería capaz Hitchens de dirigir un país o de alimentar a miles de niños famélicos según sus criterios de honradez llevada al paroxismo? ¿Hay veces en que el fin justifica los medios?
Les dejo con unas líneas del final de su libro que seguro que invitan a la reflexión por su radicalidad e incorrección política:
Cuídate de lo irracional por seductor que sea. Rehúye al trascendente y a todo aquel que te invite a subordinarte o aniquilarte. Recela de la compasión; prefiere la dignidad para ti mismo y para los demás. No tengas miedo de que te consideren arrogante o egoísta. Imagina a todos los expertos como si fuesen mamíferos. Nunca seas un espectador de la iniquidad o de la estupidez. Busca la discusión y la disputa por sí mismas; la tumba suministrará cantidad de tiempo para el silencio. Sospecha de tus propios motivos y de todas las excusas. No vivas para los demás más de lo que esperases que los otros vivieran por ti. (P 166).