
Hoy decía la radio que una niña salvó a cien personas en Tailandia, durante el maremoto de la semana pasada, porque aconsejó a las gentes que la rodeaban en la playa, tras la primera e inofensiva ola del tsunami, que se agarraran fuerte o que encontraran un lugar seguro para protegerse. Había estudiado en la clase de ciencias naturales que después de la primera ola de un tsunami viene otra más fuerte y mortífera. El profesor que se lo enseñó es un héroe.
La educación sirve, ante todo, para prever el futuro y, por ende, salvar vidas.
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