Peleas
Los seres humanos, sobre todo los varones, llevan la agresividad en la sangre. Los alumnos no van a ser menos y ayer montaron una trifulca a la puerta del Instituto. Los profesores podemos ser acusados de negligencia si no acudimos a poner orden en estos casos, así que, aun a riesgo de poner mi tabique nasal en la trayectoria de un puñetazo perdido, me dirigí al medio de la lucha.
Cuando llegué los ánimos se habían calmado y la lucha estudiantil había cejado. No sé cuales fueron las causas de esa pelea entre, dicen, unos diez estudiantes, ya que la multitud que curioseaba y disfrutaba con la lucha me impidió observar quienes fueron los involucrados.
Romper la monotonía es lúdico para el alumnado, pero hay algo de malsana curiosidad en ver, sin intervenir para poner paz, a unos compañeros batiéndose por razones incomprensibles. Las risitas y el morbo insano que despertaron estos diez guerreros del absurdo dice muy poco de algunos estudiantes.
A mí sólo me gustan las batallas dialécticas.
Cuando llegué los ánimos se habían calmado y la lucha estudiantil había cejado. No sé cuales fueron las causas de esa pelea entre, dicen, unos diez estudiantes, ya que la multitud que curioseaba y disfrutaba con la lucha me impidió observar quienes fueron los involucrados.
Romper la monotonía es lúdico para el alumnado, pero hay algo de malsana curiosidad en ver, sin intervenir para poner paz, a unos compañeros batiéndose por razones incomprensibles. Las risitas y el morbo insano que despertaron estos diez guerreros del absurdo dice muy poco de algunos estudiantes.
A mí sólo me gustan las batallas dialécticas.
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