Participación

Una clase en que los alumnos son los protagonistas y el profesor se limita a mero conductor de los conocimientos es una clase viva en donde se APRENDE.

Poner exámenes finales es una de las mayores aberraciones que ha propuesto la pedagogía ya que es mucho más eficiente examinar la participación diaria del alumnado. Como decía Kant, la Filosofía se aprende filosofando, y esa es una labor de cada día.

La mayor recompensa es que el alumnado quiera ir a clase, se sienta cómodo y que se palpe en el ambiente que se está aprendiendo. Uno aspira a eso.

1 comentario

[boga - 19 de octubre de 2004 - 14:05]

El colegueo es lo que me gusta a mi y no la figura del profesor educador. ¿Para qué se va a esforzar mi hijo intelectualmente si con ir a calentar asiento y darle trabajo a usted ya ha alcanzado el grado de reflexión necesaría para pasar el curso?

No estará usted exagerando con lo de las aberraciones pedagógicas; claro que usted es el profesional... los demás somos simples observadores.