El día por delante
La primera regla de todo profesor debería ser no tomarse las cosas personalmente ya que mucho de lo que dicen algunos alumnos es fruto de la inconsciencia, de los nervios, de la ansiedad o de los problemas personales. Cuando un alumno (al menos una minoría) suspende lo achacará a la injusticia del profesor pero si aprueba se sentirá orgulloso de su inteligencia.
A veces, suspender a alguien supone exponerse a malos gestos, a susurros despectivos y a un aumento de la perezosidad del alumno. Uno no lo puede evitar, especialemente los días de lluvia. Es bueno, por tanto, hablar con el alumno y explicarle el porqué de su suspenso, contactar con sus padres y hacerle entender que no es el fin del mundo.
Suena el timbre. Ruidos y voces en los pasillos. Se empieza a llenar mi clase.
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