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Vida de profesor

Mis alumnos estadounidenses

Mis alumnos estadounidenses Uno suele pensar que la carencia de medios fortalece a la persona y que el exceso de ellos la debilita. Hay algo de cierto en ello. Mis alumnos americanos (quienes creen que América es Estados Unidos ignorando al resto del continente) tienen ordenadores de última generación, proyectores de 2,000 dólares, carísimos programas informáticos, aire acondicionado, calefacción, gordos y coloridos libros de texto, coches en los que asistir a clase...

Los estudiantes chinos carecen de todo ello, pero su disciplina y capacidad de trabajo les llevará muy lejos. El mundo en 40 años hablará en chino, desdeñando un inglés que cada vez importa menos y que caerá derrotado al son de la debacle de Occidente, como ya sucediera con el Imperio Romano.

Mis alumnos americanos aprenden tecnología pero creen que España está al lado de México; saben lo que es una presentación en powerpoint pero desconocen a Napoleón; tienen la asignatura "Aplicaciones Informáticas" pero en ningún Instituto existe la oferta de "Filosofía".

Es una sociedad de tecnócratas que hoy por hoy mueve al mundo y nosotros, los educadores, les enseñamos a que la Razón Técnica domine sus vidas. Reflexionar sobre la existencia es una pérdida de tiempo que no da dinero. Poner en duda dogmas religiosos es un tabú que provoca el aislamiento social en la línea más pura del integrismo islámico. Leer filosofía te encasilla como "nerd"...

Sin embargo, tienen el dinero saqueado en innumerables guerras, en adquisiciones de tierras a la fuerza y en incursiones en regiones a las que nadie les había invitado. Con este dinero compran las mejores mentes del mundo que ayudan a engrasar la maquinaria bélica y a mantener el estilo de vida de esta multicultural sociedad.

¿Para qué estoy preparando a mis alumnos? ¿Para ser mejores personas? No, les preparo para vender por Internet y para consumir incluso aquello que no necesitan. Así me lo pide el sistema y en consecuencia he de actuar.

Sin embargo, de vez en cuando, como quien no quiere la cosa, suelto alguna impertinencia para hacerles pensar. Hoy les dije una obviedad para alguien de educación europea, pero no para los americanos: "George W. Bush tiene la misma catadura moral que Saddam Huseim", lo cual me acarreó una polémica que finalmente se apaciguó gracias a que jugué con la ambigüedad.

Finalizo con un párrafo de Fahrenheit 451 (obra de Ray Bradbury):

"Se abreviaron los años de estudio, se relajó la disciplina, se dejó de lado la historia, la filosofía y el lenguaje. Las letras y la gramática fueron abandonadas, poco a poco, poco a poco, hasta que se las olvidó por completo. La vida es lo inmediato, sólo el trabajo importa. Divertirse, sí, pero después del trabajo. ¿Por qué aprender algo salvo apretar botones, insertar llaves, ajustar tornillos y tuercas?

1 comentario

Persa en España -

Estoy totalmente deacuerdo con lo que dices en este articulo. Increible