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Vida de profesor

¿Cómo me comporto?

¿Cómo me comporto?

Ángeles Espinosa vuelve a dar en el clavo con su artículo de ayer en El país, en el que explica lo difícil que es para un extranjero comportarse, ya que se ha relajado mucho la normativa de vestimentas y actitudes pero uno no acierta a saber donde están los límites: 

Las noticias que llegan de Irán son casi siempre preocupantes. La última habla de una campaña contra las antenas parabólicas. Para muchos es la confirmación del recorte de libertades que se temía desde la elección del presidente Mahmud Ahmadineyad. También se habla de que va imponerse la oscura vestimenta islámica y, sin embargo, las calles siguen siendo una paleta de colores, sobre todo en verano.

En los últimos años las teheraníes han ido abandonando los largos ropuch negros con los que la revolución islámica decidió ocultar sus encantos. Ahora la mayoría de las mujeres, sobre todo las más jóvenes, utilizan ajustadas saharianas de colores y pañuelos mínimos, justo para cubrir el expediente del "uniforme islámico". Como extranjera, no me atrevo a tanto, pero me he apuntado al color. Así que cuando recientemente quedé con Ahmed, un amigo de un amigo al que no conocía, le indiqué que llevaba una camisola amarilla.

Él me reconoció de inmediato y yo, muy resuelta, le tendí la mano. El tímido roce de sus dedos me desarmó. Había cometido un desliz de principiante. (Continúa).

Además, el otro día entrevistaron al presidente Almadineyah en el prestigioso programa de televisión estadounidense 60 minutes (donde pueden leer y ver la interesante entrevista íntegra) y consiguió engatusar y hacer pensar a miles de televidentes. No les convirtió al chiísmo pero si que les hizo reflexionar sobre la integridad moral de su gobierno, lo cual no está nada mal.

¿Qué pasos está dando Irán? ¿Hacia dónde va? Nadie lo entiende.

1 comentario

Javier Gil -

En la España de Franco había bikinis en las playas en los años 60, y el Caudillo también daba lecciones sobre la integridad moral de su gobierno. Saludemos los avances hacia la libertad en cualquier dictadura, pero sólo como señales que indican su final. (Las estupideces de la política exterior USA no hacen buenos a los regímenes totalitarios contra los que se dirigen).