Las tumbas de Naqsh-e-Rostam
Al rey Darío I y a tres de sus sucesores aqueménidas (Jerjes, Ardesir III y Darío II) les fueron a enterrar a poco más de diez kilómetros al norte de la ciudad que hicieron grande. Cuatro sorprendentes sepulcros excavados en la pared de la montaña Hoseyn y enmarcados, a modo de bajorrelieves, dentro de unas cruces griegas, ponen sobreaviso al viajero, que se aproxima parsimonioso y con pocas esperanzas de ver algo más impactante que la Persépolis que acaban de abandonar, que lo que va a contemplar es algo majestuoso, nunca mejor dicho. Ya el historiador griego Ctesias hablaba de la magnificencia de estas tumbas y de la dificultad que suponía profanarlas.
Bajo estos sepulcros existen relieves de la época sasánida y elamita que muestran escenas de grandes reyes de la Historia mostrando su grandeza.
Enfrente de ellas existe lo que parece ser un altar zoroástrico donde se guardaría el Libro Sagrado de Gathas, aunque los historiadores parece que no se ponen de acuerdo al respecto. Se conoce como Kabah-e Zardusht (el Cubículo de Zoroastro).
1 comentario
Reza -
soy iraní y vivo en Barcelona desde hace 10 años. He descubierto hace poco tu pagina y me parece muy interesante.
Imagino que estarás de vacaciones hasta el Sizdebedar.
Que te lo pases muy bien y Sale no mobarak