A un parche pegada
Cuando uno pasea por las calles de Teherán es normal encontrarse con transeúntes que llevan un esparadrapo en la nariz. Lo primero que uno piensa es que se debe al gran número de accidentes de tráfico que ocurren en esta ciudad. Luego uno deduce que se trata de un parche para filtrar la tremebunda contaminación que se acumula en estos lares. Finalmente, a uno le aseguran que se debe a que en Teherán se ha puesto de moda la operación estética de nariz, y son muchos los jóvenes que acuden a moldeársela.
Sin embargo esta es una moda que dura muchísimos años. Lean ustedes este pasaje de Negro sobre negro de la escritora Ana Briongos (ed. Laertes, Barcelona, 1996, p 34):
Recuerdo que durante el Nowruz que pasé en Irán cuando era estudiante de la Universidad de Teherán en el año 74, la residencia de chicas donde me alojaba se vació. Muchas se fueron a sus pueblos y muchas otras aprovecharon los días de fiesta para operarse la nariz. Los hombres persas presumen de grandes narices, en tanto que las mujeres presumen de narices pequeñas y perfectas, pero casi todas son operadas (...)
Sin embargo, este periódico inglés parece que acaba de descubrir el fuego.
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