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Vida de profesor

Hacinamiento y censura

Hacinamiento y censura Cuando di clases en China el hacinamiento era notable en el aula. Salas sucias, cables sueltos, cajas de cartón como sustento del televisor (que funcionaba tras propinarle un golpetazo), aire acondicionado que calentaba el húmedo ambiente monzónico, polvo de tiza jamás limpiado, moscas, ruidos de la calle...

A pesar del ambiente agresivo mis alumnos siempre sonreían. Además eran tan disciplinados que aprendieron muchísimo a pesar de la hostilidad del medio. Aunque carezcan de dinero tienen una enorme capacidad de esfuerzo y eso, a medio plazo, les colocará como primera potencia económica mundial.

Dicen que hace 100 años la esperanza de vida de los chinos era de 35 años, hasta que Mao sacó una ley que obligaba a todo el mundo a tomar una ducha todos los días; la esperanza de vida subió hasta los 70 años. En cuanto al presidente actual le de por sacar una ley que obligue a limpiar los cuartos de baño (jamás limpiados por ser la profesión de limpiador la más vejatoria en ese país), a cerrar las puertas cuando se defeca y a no escupir en las calles o restaurantes, China se comerá el mundo.

Pero lo más importante para el éxito de China es que se abran al mundo. Recibo varios correos electrónicos al mes de mis alumnos chinos pero a algunos me es imposible contestarles (amén de los que probablemente me mandaron ellos y que nunca recibí). Tienen unos potentísimos filtros (pactados con Microsoft) que impiden un flujo de intercambio libre de información.

Quiero contestar a mis alumnos pero ese maldito gobierno no me deja.

Me han robado amigos para toda la vida.

1 comentario

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durisimo este posteo...