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Vida de profesor

Profesor en Haití

Leche y costureras

Mientras el mundo de la información se centra en las matanzas dolorosísimas que suceden en Oriente Próximo y en Darfur, otros países, alejados del protagonismo mediático, siguen luchando por salir adelante en medio de la catástrofe. Este es el caso de Haití. Hoy recibí el siguiente correo electrónico de mi amiga brasileña Lùcia que trabaja muy duro por aminorar la desgracia económica de aquel pueblo africano en medio del Caribe:

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Estamos aquí trabajando mucho por Haití e intentamos concretar dos proyectos: el de la leche y el de las costureras.
El proyecto de la leche es necesario porque más del 80% de la población, sobre todo niños y viejos, no la toman porque este producto se importa desde Estados Unidos y el costo es desmesuradamente caro para los haitianos. Descubrí que incluso la clase media no toma diariamente leche. Hay muchas mujeres con osteoporosis y no hay forma de acceder a la leche. ¿Es algo malísimo, verdad?
Por tanto intentamos comprar vacas ya tenemos cinco y la CGT podrá enviarnos plata para comprar un toro que las cubra. Eso es muy importante, pero estamos en la fase de encontrar un local para el toro, ya que mi trato fue con los curas de la Teologia de la Liberación.
Estos curas están en Fort Liberté y, sin duda, tienen interés en tener un toro y vacas. También quiero buscar campesinos organizados, los Tete Kole que están en el Plateu Central, y preguntarles si tienen gente organizada en esta región del Nordeste. Así, haremos un trato, meteremos el animal allí y las vacas podrían estar en la escuela para que sea llevadas hasta el toro.
Los curas ya están con una vaca, pero quiero que lleven el acuerdo adelante, que conseguí en nombre del comité, con el que se comprometían a abrir las puertas de la escuela a los médicos cubanos para que estos pudieran orientar y curar a las personas de la comunidad próxima al colegio. Igualmente deberíamos involucrar a los curas en el proyecto de alfabetización aprovechando el espacio de la escuela por la tarde y los fines de semana. En cualquier caso queremos conseguir la autogestión.
El otro proyecto, el de las costureras, es una cooperativa donde las mujeres de las chabolas pueden aprender a coser. También queremos que tengan un un local para poner las máquinas pu que allí ofrezcan sus servicios a empresas y a particulares. En este mismo local, podremos montar en el futuro otras coopertivas y convertirlo en un centro de distribución de artesanía.
Hoy mismo me voy a un campamento de trabajadores sin techo porque habrá una manifestación por los 4 años de ocupación ilegítima de unos terrenos a 120 familias. Allí, también estamos en proyectos de educación y cooperativas para autogestión.
Así están las cosas. No podemos parar.
ACTUALIZACIÓN 4 de agosto de 2006
Hoy parece que se han renovado los acuerdos para seguir manteniendo la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) lo cual es una buena noticia.

Los niños de Haití

Mi amiga brasileña Lúcia, que se encuentra estos días en Haití, traduce el siguiente poema del periodista del "O Estado de Sao Paolo" José Maria Mayrink. Me pareció estremecedor:

Los Niños de Haití

Los niños de Haití se dan con la mano en la barriga.

Su gesto dice "tienen hambre", a los extranjeros por las calles de Puerto Príncipe y en las carreteras del país.

 

"¡Ieiê, ieiê, ieiè!" Gritan, cantan, agradecen los niños de Haití,

con sus ojos brillantes de alegría,

cuando los soldados brasileños les tiran paquetes de comida,

en el convoy que se va a Gonaives,

pueblo destruido por el huracán Jeanne.

 

Los niños de Haití no tienen nada para comer en Cité Aux-Cayes,

ni en otros suburbios.

Hay gente que come tan sólo una vez al mes

–lo dice el senador Gérard Gilles, médico cirujano-.

 

Los miserables, mas de la mitad de la población,

viven como cerdos, o peor…

Hay gente que revuelve la tierra para encontrar nutrientes.

 

Los niños de Haití dejan salir sus voces en la capilla de las Misioneras de la Caridad

cantando, haciendo oraciones en creole, la lengua nacional, bendiciendo el Evangelio.

Las caras bonitas, la sonrisa abierta, el cuerpo balanceándose al sonido de tambores y atabaques.

 

Hay quinientos niños en la escuela y ciento ciencuenta bebés en la guardería,

todos desnutridos pero las misioneras los salvan.

 

Los niños de Haití juegan a la pelota en las calles,

ayudan a sus padres en el trabajo del mercadillo,

fabrican carbón en sus patios,

se duchan en los sucios arroyos llenos de porquería, basura y aguas negras.

 

Pero… en las escuelas de Haití entran y salen con ruidosa alegría, contentos,

al igual que los niños de cualquier lugar del mundo.

Los niños, con sus camisas blancas impecables.

Las niñas, con sus cintas coloridas en los cabellos.  

La pequeña Haití

La pequeña Haití

Hoy he comprado el número de febrero de la revista National Geographic porque venía un interesante reportaje sobre la "Pequeña Haití". No sabía que en Miami existía un gran barrio lleno de inmigrantes haitianos que huyen de la violencia y de la pobreza de su país de origen. La verdad es que fue difícil hacerles fotografías porque tienen muchísimo miedo a que alguien pinchara su imagen en una ceremonia de vudú.

 

Hay ti ros en Haití

Los haitianos son muy desconfiados y cada vez que sospechan de corrupción algunos salen a la calle a dar rienda suelta a su violencia. Es por ello que los tanques de la ONU recorren constantemente las calles para amedrentar a los irracionales que, víctimas del enajenamiento y de los rituales de vudú, pretenden destrozar cualquier cosa a su paso.

Estar en Puerto Príncipe da miedo a veces, sobre todo si uno es blanco porque el haitiano identifica blancura con riqueza. No podré olvidar jamás la pavorosa sensación del día que se me ocurrió acercarme al mercado de artesanía. En cuanto me vieron, todos los mercaderes me rodearon y zarandearon para persudirme de comprarles algo. Al final, mis amigos me tuvieron que proteger y meterme en el coche porque la cosa se estaba poniendo muy violenta, ya que no podía comprar a todos y empezaban a enfadarse.

Las elecciones generales haitianas las ganará el candidato que Occidente considere más capacitado. Obviamente sería una imprudencia dejar en el poder a alguien que ha sido votado masivamente por un pueblo que no sabe leer y que no es consciente de lo que le conviene. Hasta que no salga el candidato que quieran los países desarrollados seguirá habiendo elecciones en Haití, como ya se pretendió organizar en septiembre, en diciembre, ahora y las que se desarrollarán, al parecer, en marzo. Puro paripé, ya que mientras tanto la ONU manda en el país intentanto estabilizarlo de forma seria y no con alguien con buenas intenciones pero con mala formación académica.

Haití aún no está preparada para la democracia. Es un Estado fracasado que necesita del gobierno de otras naciones que sabrán ayudarla a desarrollarse, pero no es de recibo que llegue al poder un incompetente porque haya sabido engañar a las gentes analfabetas para que le votaran. Hay que ser sinceros y reconocer que la democracia no es el mejor sistema de organización política en todos los países; es más, organizar por la fuerza un país como Haití de forma democrática supondrá un aumento de su pobreza porque gozar de una democracia cuesta muchísimo dinero. Es necesario un tecnócrata con mano dura y asesorado por Occidente que sepa imponer unas estructuras sobre las que construir, algún día, una sociedad democrática en el bello país de Haití.

Haití va a estallar

Leyendo la prensa de hoy me encuentro con la siguiente noticia: Los soldados españoles reprimen en Haití una protesta que acabó al menos con un muerto. Inmediatamente he ido a mis archivos fotográficos y he encontrado unas cuantas imágenes de cuando estuve por esa zona que quizá ayuden a entender la situación.

República Dominicana y Haití son dos países vecinos, uno pobre y otro paupérrimo respectivamente. Como es normal, los del país pobrísimo quieren emigrar al país menos pobre, lo cual ya es razón suficiente para que se genere el conflicto. En República Dominica se estima que hay un millón de emigrantes haitianos, casi todos ilegales; los dominicanos mayoritariamente detestan al del otro lado de la isla porque creen que les quitan sus puestos de trabajo.

A lo largo de la frontera existen varios lugares de paso, siendo el más importante el que se encuentra entre la ciudades de Dajabon (dominicana) y Ouanaminthe (haitiana). Entre ambas existe un mercado de intercambio de productos dos veces por semana, realizando las gentes sus operaciones comerciales en una armonía libre de cualquier atisbo de racismo o de intereses políticos extraños. Eso sí, son muchos los dominicanos de Dajabon que dicen estar hartos de los haitianos por sus ruidos, supongo que por las ceremonias de vudú en medio de la noche.

Mi amigo Joel y yo mismo, junto a Alfredo, Maite y Sergio, todos de la extraordinaria ONGD Oné Respé, nos acercamos a la frontera con la intención de ver de primera mano qué es lo que está sucediendo allí y si son ciertos los rumores que indican que no se aplican los derechos humanos a los haitianos.

 

El primer problema que tuvimos que solucionar era que los cascos azules que vigilaban la frontera nos dejaran pasar. En cuanto vimos que era el contingente español el que se encargaba de vigilar, tuvimos esperanza de que el paso fuera posible. Tras dialogar con el sargento y ponernos muchas pegas, al final aceptó dejarnos pasar avisándonos del peligro de la zona y de que la frontera cerraría a las 6 de la tarde. Era un grupo de militares jóvenes, con el ánimo alto a pesar de lo sórdido de la situación y del asfixiante calor

 

Era estremecedor observar desde el puente cómo los haitianos esperan un momento de despiste de la guardia dominicana para cruzar el río Masacre y llegar a la que creen, erroneamente, tierra de la abundancia. El nombre del río hace referencia a las masacres de haitianos que tienen lugar ahí: los tiroteos, hasta que llegó la fuerza multinacional de los Cascos Azules, eran muy frecuentes, aunque el verdadero origen del nombre se debe a los miles de haitianos que el dictador dominicano Trujillo mató durante su cruel mandato. Curiosamente, antes del gobierno de Trujillo el río se llamaba "Dajabon" ("pez bueno", en creolle).

 

Hombres, mujeres y niños recorren gran parte de Haití para cumplir su sueño de llegar a Dajabon. Una vez en la frontera los militares, bajo el mandato de los políticos de turno, se encargan de echar por tierra sus sueños.

 

 

Sólo los comerciantes haitianos que quieren vender plátanos y hielo (productos inexistentes en Haití), tienen permiso para cruzar la frontera. Los demás haitianos jamás irán a República Dominicana a no ser que se jueguen la vida cruzando el río Masacre.

 

 

Por todas partes había fuerzas armadas. El contingente español era educado y muy sensible ante la dramática situación. Sin embargo, los militares dominicanos tenías la misma sensibilidad que el hormigón armado.

 

A la vuelta a la República Dominicana todo fueron facilidades, incluso algún compañero olvido el pasaporte y ninguno teníamos los sellos preceptivos. A diferencia de los que tenía la piel más negra, nuestro más claro color sirvió de pasaporte con la más abierta de las sonrisas por parte de los sargentos dominicanos.

 

Coches y carreteras brillan por su ausencia o extremado deterioro en la frontera, es por ello que la mejor opción es tomar una moto-taxi que nos acerque al pueblo fronterizo más próximo.

 

En la frontera se encuentra el Servicio Jesuita de Ayuda al Refugiado. No duden en vitar su excelente weblog para tomar conciencia de la dificultad de la situación y del enorme esfuerzo que muchas personas entregadas están haciendo para aliviar esa situación de penuria que, en estos mismos momentos, está viviendo Haití.

Este drama, a pesar de que llevan así más de una década, no ha hecho más que comenzar. Haití es un país a la deriva y sus gentes están apunto de estallar. Por ejemplo, mis amigos los sindicalistas haitianos han perdido toda su capacidad de acción y somos incapaces de contactar con ellos. Ese Estado Fallido tiene hambre y cuando no se puede alimentar a los hijos no hay excusas morales para no asesinar a quien se interponga en el camino del bienestar de su familia. Los haitianos claman al mundo que se haga algo pronto, si no es así harán todo lo posible para no morir de hambre, y si hay que hacer una guerra, la harán... no tienen nada que perder y sí mucha rabia acumulada (el haitiano es un pueblo de guerreros).

 

Gracias a Maite por las excelentes fotografías.

La enseñanza en haití

Por pobres que sean los haitianos, la educación es uno de sus valores fundamentales. A parte de que sus modales son admirables, el estudio, dentro de la medida de sus posibilidades, es tomado en serio y los centros de enseñanza, aparte de su deteriorada apariencia, se llenan de niños y niñas que, con el sacrificio de sus familias, pueden dedicar unas horas al día a hacer sus primeras (y quizá únicas) letras.

Hubo un potente sindicato de profesores que ya está intentando resurgir de sus cenizas... la educación es la clave de la resurrección de Haití.

Pobreza

Pobreza Haití es el país más pobre de toda América, por no decir de todo el mundo. La poca fruta que tienen es pequeña y tiene poca calidad. La mayoría de los campos están devastados, los montes se muestran pelados y la flores no existen. La poca industria del ron, del café y del tabaco sostiene mínimamente a unos pocos.

Las gentes están deseando que llegue McDonnalds, la Coca-Cola y los Wall-Marts... por penosos que sean al menos les darían de comer; o eso o condenarles de por vida a una existencia de penuria exorbitante.

Haití me duele y hay que hacer algo.

Residencia de los extranjeros

Residencia de los extranjeros Un extranjero, sobre todo si es procedente de un país desarrollado, debe alojarse al llegar a Puerto príncipe en un hotel de lujo, en casa de un amigo de confianza o en una casa de religiosos. Yo opté por esta última alternativa. Las casas de acogida de religiosos son caras (me costó 20 dólares la noche por no dedicarme yo a la vida contemplativa) pero dan seguridad y bienestar a pesar de que, ciertamente, son modestas. Desde la casa "Manrese" de los jesuitas se podía contemplar una vista privilegiada de Puerto Príncipe, como ven en las fotografías.

Estado de la filosofía en Haití



En Haití no se estudia filosofía, y la poca que hay en ambientes universitarios se reduce a un poquito de Popper y algo del existencialismo francés (para eso el francés es la lengua "ilustrada" del país, denostando al creol como lengua del "populacho"). Ahora que se lee este blog también en Haití alguien de allí podría hacer fuerza para introducir esta asignatura en las escuelas e institutos de Bachillerato... o ¿qué tal añadir al curriculum el proyecto de "Filosofía para Niños y Niñas" que tanto interés está despertando en República Dominicana?

Recuerden que en Estados Unidos tampoco enseñan filosofía a los jóvenes...

Sindicatos haitianos



Estoy poniendo en la web www.rafaelrobles.com (hay que hacer "click" en la banderita de Haití) parte de la experiencia que tuve con el mundo sindical haitiano. Si a alguien le parece interesante este tema que dará mucho que hablar en las próximas elecciones haitianas de noviembre, que me lo diga y podría añadir más información.



El palacio presidencial



Este soberbio palacio contrasta con la vida real del país. Con el dinero que costó se pudo crear varias empresas públicas que aminoraran las hambrunas del país. Es curioso como muchos de los politicastros occidentalizados de Haití hacen politica desde otros países para intentar ganar las elecciones, y una vez que las ganan se pasan unos años en este palacete viviendo del cuento, beneficiando a sus empresas y aceptando sobornos de los países desarrollados.

Clima de violencia

Clima de violencia Hasta el 1 de agosto (más o menos) el clima de violencia en Haití era enorme. Ese día el gobierno haitiano, presidido por Boniface Alexandre, tomó la determinación de que la policía matara sin contemplaciones a todo aquel que asesinara o cometiera actos de violencia. Desde entonces se puede caminar, más o menos tranquilamente, por las calles de Puerto príncipe, aunque no es recomendable estar por la noche, sobre todo si se es blanco (porque muchos creen que los de tez clara tienen más dinero y pueden obtener un buen botín de ellos). Hoy, entre la policía haitiana y los numerosos soldados de las Naciones Unidas, el país parece estar en estado de excepción, pero con visos de paz inminente.

Anti-haitianos

Anti-haitianos

Los haitianos son considerados ciudadanos de segunda clase en República Dominica. No tienen ningún derecho en este país y son utilizados para hacer duros trabajos a cambio de un plato de comida al día y una chabola de putrefacta madera.

El otro día paseaba por Santo Domingo y vi un enorme autobús de la policía repleto de haitianos. De repente, el autobús se paró a mi lado y dos atléticos policías salieron corriendo para perseguir a un haitiano que deambulaba por la calle; rápido le detuvieron y le introdujeron en el autobús junto a sus otros compatriotas. Más tarde supe que se trata de la política del gobierno de expulsar a todos los haitianos del país.

También sé de un niño haitiano a quien quemaron hace tres días todo el cuerpo y que su único delito era limpiar las botas de los militares por la calle. Hoy está en el hospital, a punto de morir, pero deseando volver a trabajar.

ACTUALIZACIÓN:

Artículo de mi amigo Catuxo (doc): Detrás de la Caricatura: otros apuntes sobre racismo y xenofobia en la prensa dominicana Equipo ONE RESPE Octubre, 2005

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Gracias Arbusto.